miércoles, 13 de abril de 2016

Caso práctico #1: "A propósito de Henry"

Para Henry, en un principio, sólo le preocupaba su propia persona y la apariencia que daba; siendo a su vez el sentido de su vida. Trabajar de abogado le había hecho ganar una alta reputación y/o fama ya que siempre ganaba los casos atendiendo a su irrespetuosa y egocéntrica moral. Además, no se preocupaba por los demás puesto que atendía a su propio placer personal, dejando de lado todo compromiso. Por ejemplo: su familia.
En cambio, después del accidente, "resucitó". Era capaz de mirarse a sí mismo, es decir, de ver lo que realmente era. Así, comenzó a dedicarse plenamente a estar y cuidar a su familia, a seguir con sus gustos y/o aficiones sin perjudicar a nadie sino todo lo contrario, ayudando al prójimo. Esta motivación, en parte, se debió seguramente al deseo de enmendar lo que su otro "yo" había hecho. En definitiva, que ahora sus ojos sólo se posarán en el resto del mundo.
Según la ética de la mayoría, es obvio que el "segundo Henry" sería el ideal porque está realizando un bien común. Sin embargo, va más allá de todo eso: está siendo realmente feliz puesto que si hubiera seguido siendo el "primer Henry", al final de su vida se hubiera quedado vacío. Tal vez, nosotros no tengamos esa "oportunidad" de cambiar nuestra actitud, y menos mal, pero el mensaje que quiere transmitir la película es que no merece la pena provocar el mal al prójimo para tu propio beneficio porque al final nos sentiremos una bola recubierta en oro y vacía por dentro. Así que, sin duda, deberíamos entregarnos más a los demás.


 

Ana Isabel de Luis



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